PostEurop y el ecommerce europeo
Hace unos días te hablaba de la iniciativa de la IPC (Corporación Postal Internacional) para tratar de impulsar el ecommerce internacional, en una propuesta en la que colaboraban, cual supergrupo de superhéroes al estilo de Los Vengadores o la Patrulla X, los servicios postales públicos de la mayor parte de los países desarrollados. Pues parece que el ejemplo ha calado.
Resulta que en Europa también existe una alianza de compañías postales, llamada PostEurop que se ocupa de manejar los asuntos de las empresas de la corneta del viejo continente, en este caso relacionados con el ecommerce europeo.
PostEurop incorpora a 52 compañías distintas, algunas de ellas de sitios tan pintorescos como las finesas Islas Aland, y otras regiones o estados que no forman parte de la UE, como en el caso del muy trabalinguófilo Liechtensteinische Post.
Por ello, el acuerdo entre PostEurop y la Comsión Europea, plasmado bajo el pretencioso nombre de “Roadmap for completing the single market for parcel delivery”, ha sido ratificado por sólo 31 de los miembros de la Alianza, los que corresponden, como Correos o CTT, a países UE.
Al igual que en el caso del “IPC Interconnect E-commerce Programme”, diseñado a nivel mundial, o en el del apoyo del gobierno chino a sus tiendas online, la hoja de ruta de PostEurop-UE busca favorecer el ecommerce transfronterizo entre los países miembros, para aprovechar mejor las oportunidades que el crecimiento del comercio electrónico internacional pueden ofrecer al maltrecho mercado común.
Las dos vías fundamentales de acción qeu se ha planteado PostEurop se centran en:
- Mejorar la calidad del servicio ofrecido al cliente, haciendo que su experiencia de compra en un ecommerce europeo sea lo más parecida posible a la que tendría comprando en su país. Es decir, minimizando los tiempos de ntrega, agilizando las devoluciones y aumentando las posibilidades de trazabilidad de los envíos.
- Mejorar la interoperabilidad. Interoperabilidad es un considerable palabro que se refiere a la capacidad de distintos sistemas para ser compatibles y permitir su interconexión. Habitualmente este término se suele utilizar para ámbitos como el informático, donde es fundamental que distintas tecnolgías puedan convivir e intercambiar información eficazmente. (Aquí tienes un ejemplo relacionado con el mundo ferroviario.)
Y todo ello para que algún día puedas comprar tu querida mermelada de arándanos rojos Dronningholm como si lo estuvieses haciendo desde la mismísima calle Alankotie de Järvenpää.
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