Logisticalipsis en 3D

[Advertencia importante: Este es un post subjetivo y de logística-ficción, basado en algunos datos reales y muchas suposiciones. Tómalo como tal]

Reconozco que cuando pensé en escribir este post, tuve dudas de cómo enfocarlo: Por una parte podría inclinarme por una versión tremendista y exagerada, al estilo de Fernando Savater Fernando Arrabal corriendo por un plató de televisión gritando “¡¡el milenarismo (logístico) va a llegar, el milenarismo (logístico) va a llegar!!” Por otra parte, estaba el enfoque lógico-técnico-científico-estadístico, lleno de cifras y previsiones (La verdad es que no me imagino a Arrabal en ese contexto, gritando datos y porcentajes)

Como (casi) siempre, me he quedado con una versión intermedia.

Partamos de una premisa. Estoy convencido de que, en algún momento del futuro lejano, las necesidades logísticas de la población disminuirán lo suficiente como para que los envíos de mercancías generalistas pasen a ser poco más que una anécdota. Tendentes incluso a la desaparición.

Y todo a causa de las impresoras 3D.

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Las impresoras 3D, esas increíbles máquinas capaces de recrear capa a capa cualquier modelo tridimensional están comenzando a cambiar la forma de entender el comercio y la logística, al igual que en su momento las descargas de música o los libros electrónicos alteraron los modelos de negocio de sus respectivos sectores.

Piénsalo bien. Si tuvieses en tu casa una impresora 3D, capaz de producir a bajo coste una nueva carcasa para tu smartphone con el diseño que tú elijas, ¿irías a comprar una estándar y aburrida al bazar de la esquina? Nokia ya lo ha propuesto.

Si la incipiente tecnología de la impresión 3D sigue creciendo a ritmos tan impresionantes como el actual y haciéndose popular, en algunos años será sumamente común que cada uno de nosotros imprimamos versiones personalizadas de nuestros productos de uso cotidiano. Objetos únicos que sólo tendremos nosotros.  Creados especialmente para cada persona. Desde juguetes a manos biónicas asequibles.  Sólo habrá que ensamblar las piezas

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¿Y cómo afectará esta nueva versión del “hazlo tú mismo” a las empresas de logística?

Por ahora, los precios de las máquinas y los materiales y, sobre todo, su escasa capacidad de construir piezas complejas hace que sea complicado suponer que la impresión 3D vaya a ser un producto de uso masivo. Pero, si funciona la lógica y la tecnología va bajando de precio (ya existen impresoras 3D low cost por 650€), y las grandes empresas comienzan a operar en este mercado, el número de envíos a escala global crecerá, ya que se generará toda una nueva categoría de comercio relacionada con la venta de impresoras, materiales e incluso las propias creaciones.

shapeways portada

Durante el tiempo en el que imprimir en casa siga siendo caro, surgirán establecimientos, tanto físicos (al estilo de las copisterías), como online que aprovecharán el auge de la customización 3D. Abundarán ecommerces como Shapeways, donde podrás imprimir, comprar o vender tus diseños. Especialmente, los negocios de impresión ofrecerán los productos que por su calidad o acabado necesiten de las impresoras de mayor coste.

Pero poco a poco, y a medida que vaya evolucionando la tecnología, la producción irá convirtiéndose en un fenómeno local, y los envíos a nivel global comenzarán a disminuir.Las empresas de logística y distribución comenzarán a pelearse por la distribución física de aquellos productos que no pueden ser impresos a pequeña escala. Como algunos pronostican, es posible incluso que algunas de esas empresas de mensajería decidan dar el paso de convertirse en distribuidoras de las impresiones que ellas mismas realicen bajo demanda.

Será tan habitual descargarse los planos de un producto como lo es ahora bajarse una película o canción

Y en un futuro más lejano, la tendencia se incrementará. Las grandes impresoras 3D permitirán la producción de grandes elementos de una sola vez, eliminando los hasta ahora necesarios stocks de componentes y piezas que ahora es necesario ensamblar. Las industrias accederán a una librería de elementos 3D e imprimirán aquéllos que necesiten. Mucho más rápido que pedir un contenedor de piezas a un proveedor situado a miles de kilómetros.

Menos inventario, menos gastos de almacenajeLas impresoras de metal harán que los negocios locales puedan producir piezas y componentes electrónicos, que ya no tendrán que ser transportados en contenedores desde China. Las impresoras de tejidos humanos harán que disminuyan los transportes urgentes de órganos para trasplantes.

Y pasarán los años… y las décadas. Los grandes movimientos logísticos del mundo se habrán reducido a productos de gran tamaño, energía, minerales, joyas, alimentación, tecnología compleja… y componentes para impresoras 3D. Las compañías logísticas más flexibles y rápidas tendrán una ventaja insuperable.

Y llegará un momento en el que las tecnologías autoreplicables, como la RepRap habrán evolucionado lo suficiente como para que una impresora pueda imprimir otra nueva impresora con facilidad.

Y puede que un día, quizá dentro de dos o tres siglos, todo lo que un ser humano necesita para vivir, incluida la energía o la comida, sea imprimible a escala local a partir de elementos de nuestro entorno. Desde plástico reciclado, a latas, madera o minerales. Y los grandes movimientos de mercancías serán cada vez más innecesarios. Quizá las compañías logísticas que sobrevivan, fusionadas entre sí, se comiencen a centrar en el transporte de los elementos que no pueden ser replicados: las personas.

Y entonces UPSDHLFedEx decidirá fusionarse con la mayor compañía de transporte aéreo del mundo, Ryanair.

Y habrá llegado el Logisticalipsis.

 

 

 

 

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