¿Qué es la huella de carbono?
La huella de carbono es “la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto” (Wikipedia, 200?)
[Hale, ya he respondido a la pregunta del titular, así que puedes dejar de leer el post y dedicarte a preparar adecuadamente el Cyber Monday. De todos modos, si todavía quieres conocer más cosas acerca de la relación entre huella de carbono y logística, puedes seguir leyendo. Sobre todo, porque he renunciado a mi idea inicial de basar este artículo en los inequívocos (y jocosos) vínculos entre la huella de carbono y las plantillas de carbón activado, al estilo de las míticas Devor Olor, así que te prometo unos cuantos párrafos serios y explicativos (aunque amenos)]
Si recuerdas, allá por los inicios de este blog, te expliqué cuál era la relación entre SEUR, DHL y la huella de carbono. Una serie de proyectos con conciencia medioambiental que apostaban por la huella de carbono cero o neutral, algo que se reflejaba, básicamente, en la reinversión en proyectos ecoamigables y de eficiencia energética.
Lo cierto es que, más allá de los a-veces-algo-hipócritas proyectos de Responsabilidad Social Corporativa de muchas empresas, cada vez más compañías, especialmente del sector logístico, están empezando a tomar conciencia real del impacto de sus actividades sobre el medio ambiente en forma de huella de carbono.
Debes tener en cuenta que el sector logístico es uno de los que mayor huella de carbono generan en el mundo. Y no sólo por las emisiones derivadas del uso de combustibles en el transporte de mercancías. Cada envase, cada caja, cada etiqueta, cada sábana de plástico de burbujas y cada embalaje de poliestireno expandido lleva incorporado en su huella de carbono todas las emisiones de gases contaminantes que han sido emitidos durante su proceso de fabricación. (Quizá esta documentación adicional te sirva para comprender un poco mejor cómo se genera la huella de carbono)
[Dato curioso: también el uso de Internet genera una huella de carbono, derivada de las emisiones de gases necesarias para producir la electricidad que enciende tu ordenador, router, servidor, etc. Se estima que la huella de carbono de una búsqueda estándar en Google está entre 2 y 7 gramos, en función de las características del dispositivo que utilices. Si quieres calcular tu huella de carbono personal, puedes utilizar herramientas como esta]
Lo cierto es que si el sector logístico es uno de los que marcan su huella con más fuerza sobre el entorno, también ha sido uno de los primeros en tomar medidas para reducir su impacto. Por compromiso ecológico y, sobre todo, por ahorro de costes. No en vano, la reducción de la huella de carbono necesita de un serio análisis de todos los procesos de la empresa, y la toma de decisiones que la reduzcan suelen conllevar un aumento de la eficiencia y, por tanto, una reducción de costes.
Algunas de las medidas que las grandes compañías logísticas del mundo han tomado al respecto incluyen (al margen de iniciativas carbono-neutrales como la de DHL) la paulatina incorporación de vehículos eléctricos e híbridos a sus respectivas flotas, la optimización de rutas, la elección de la combinación intermodal menos contaminante o, por supuesto, el uso de materiales reciclados.
Una serie de decisiones que tienden cada vez más a caminar, paso a paso, huella a huella, hacia el idílico concepto de “logística verde”.